Una huella indeleble.

 

Desde esta atalaya hemos visto muchas cosas en relación con el mundo atáxico, no en vano veintiún largos años nos contemplan, y siempre hemos querido reflejarlas en estas líneas. Así se ha ido formando un “corpus” que no deja de ser una especie de memoria de Fedaes y de ahí la responsabilidad que ello conlleva y que desde el principio nos ha abrumado.

 

En este sentido hemos de decir que nunca es fácil escribir estos, llamémoslos  artículos editoriales, porque tratan de ser la voz de nuestra asociación, y aunque se pretenda ser muy escrupuloso en la objetividad, como pasa con cualquier escrito, inevitablemente siempre va implícito algo del alma del autor. Y posiblemente hoy más que nunca esto es así ya que es inevitable que estas páginas virtuales estén regadas con lágrimas reales.

 

En esta ocasión escribimos desde la rabia y el dolor, que son sentimientos primarios y por tanto poco disimulables. No obstante estamos seguros que este sentimiento de quebranto y desconsuelo es participado por todos y cada uno de los que componemos esta gran familia.

 

Hasta este momento no habíamos podido dejar constancia de nuestro profundo dolor por el fallecimiento de nuestra buena Amiga Pilar Martín Iglesias.

 

Han pasado cuatro meses y aún así parece irreal tener que escribir el párrafo anterior sin pensar que estás teniendo una terrible pesadilla. Pero, por desgracia, no. Esto no es un mal sueño y por mucho que te pellizques nuestra amiga del alma ya no está.

 

Si te paras a pensar, cualquiera que se va deja su huella indeleble entre sus seres queridos. Pero hay pocas personas que por su entrega desinteresada, abnegación y dedicación exclusiva a una causa, además de un solo hollar dejan un manifiesto rastro en este mundo. Pilar era una de ellas y su causa era Fedaes, y por tanto la lucha contra la ataxia pero sin olvidar la ayuda cordial al enfermo.

 

Su generosidad fue tal que dedicó los últimos veinte años de su vida, a trabajar, a jornada completa, contra la ataxia. Pocos sabrán que dejó su propio negocio e involucró a prácticamente a toda su familia y amigos en este proyecto que sin su tenacidad no sería lo que es hoy. Referente no solo en el mundo de la ataxia sino en el mundo del asociacionismo de pacientes.

 

Siempre será un ejemplo de perseverancia y tesón para todos, pero sobre todo, para nosotros los enfermos porque jamás se rindió. Nunca desfalleció. A pesar de que el dichoso cáncer se cebó en ella de forma cruenta, torturándola inmisericorde durante largos años, no logró acabar con su acostumbrada vitalidad. Prácticamente hasta el final de sus días siguió trabajando sin cejar en su empeño por “la causa”, y como siempre con esa actitud alegre que sólo ella sabía transmitir y contagiar.  

 

Posiblemente no se haya dado cuenta nuestro sagaz lector que en ningún momento hemos dicho que “Pilar nos ha dejado”, porque eso no es cierto. Ella nunca nos abandonaría. Sigue estando muy cerca, y como siempre luchando por lo nuestro. Conociéndola, estamos seguros, que allá donde esté, estará en trámites de abrir una nueva “Sede de Fedaes” para agrupar a todos los nuestros que un día también se fueron.

 

En este sentido, ella misma me aseguró en varias ocasiones que una de las canciones que más le ponían la piel la piel de gallina y que le llegaban al alma de forma especial era “La muerte no es el final” del maestro Cesáreo Gabaráin. En su memoria vayan los primeros versos de esta composición:

Tú nos dijiste que la muerte

no es el final del camino

que aunque morimos no somos

carne de un ciego destino.

Tú nos hiciste, tuyos somos

nuestro destino es vivir

siendo felices contigo

sin padecer ni morir

Dicen que una persona no muere del todo mientras quede su recuerdo en la mente de alguien, así que ella seguirá muy viva durante mucho tiempo porque su recuerdo estará muy presente en muchas cabezas-. Fue tal el despliegue de su carácter afable, el cariño en el trato a los demás, ese desvivirse por ayudar siempre, esa generosidad demostrada en cualquier circunstancia y siempre con una sonrisa en los labios… que su recuerdo estará siempre en la memoria de todos aquellos que tuvimos la enorme suerte de conocerla

 

Y desde aquí, podemos decir que vivirá no sólo en nuestras mentes, sino también, y sobre todo, en nuestros corazones.

 

Hasta siempre Pili…

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