Vacaciones de FEDAES Almuñecar 2010

Por Cristina Suárez Vega

[shashin type=»album» id=»30″ size=»medium» crop=»n» columns=»max» caption=»y» order=»date» position=»center»] Álbum de fotos

Se ha acabado el verano. Los días se van haciendo más cortos, el calor va disminuyendo considerablemente y ya no hay esas tormentas típicas de Julio que dejan a su paso un agradable olor a hierba mojada. Muchos hemos apurado con ansia los últimos días de vacaciones antes de empezar a levantarnos con la querida rutina que nos acompaña todos los años por estas fechas. Pues bien, creo que es un buen momento para recordar todo lo que hemos disfrutado estos meses. El 22 de agosto, muchos miembros de FEDAES y sus familias viajábamos a un mismo destino: Almuñecar (o “Sexi”, como era llamada antiguamente). Un aire caliente nos dio la bienvenida a la que sería nuestra casa durante una semana. Nuestra urbanización estaba situada a un paso del mar, literalmente. Compuesta por muchas casitas blancas, todas iguales; y dividida por muchas calles, cada una con el nombre de un poeta famoso. Tenía al final de la calle principal una pequeña piscina con solamente un aforo de 42 personas. La miramos mal al principio por su tamaño, pero al acabar de la semana no queríamos salir de ella. También había, al lado de la recepción, un restaurante donde a la hora de desayunar se preparaba una cola inmensa de gente. Después de “explorar” toda la urbanización, dejamos las maletas en el apartamento y fuimos a comer. Había un buen ambiente, a pesar de que estábamos cansados. Más tarde, después de echar una pequeña siesta, cada uno nos fuimos a lo nuestro: a la playa, a una cafetería, a hacer un poco de ejercicio por el paseo marítimo, a la piscina… Por la noche, cena y, todos juntos, pequeña tertulia hasta altas horas de la madrugada. El lunes 23 de agosto, la mayoría de nosotros nos levantamos tarde, y ahí es cuando descubrimos la cola del buffet para desayunar. Tuvimos que esperar un rato hasta que descubrimos como tardar menos empezando por el otro lado de la cola. Después de desayunar, “tiempo libre”, como en los campamentos, que la mayoría de nosotros aprovecho para ir a la playa. Y por la tarde, el esperado paseo por el interior de Almuñecar. Una guía nos llevó por el centro de la ciudad para visitar los lugares más interesantes. Conocimos un pequeño palacio, ahora convertido en oficina de turismo, que construyó una marquesa como casa de verano. Tenía grandes jardines decorados por fósiles del Paleolítico, y en el extremo final de los jardines, una “casita de muñecas” a tamaño real para que sus hijos o nietos entraran a jugar. Era muy graciosa, porque por dentro estaba totalmente amueblada. Visitamos ,tambien, una factoría de salazón de pescado datada del siglo IV antes de Cristo y situada en un gran parque desde el cuál se podía ver el castillo de Almuñecar a lo alto. La primera forma de mantener el pescado fresco: una gran capa de sal, colocaban el pescado, otra capa de sal, y otra capa de tierra. Así el pescado podía durar años. Después, fuimos al casco antiguo a ver el acueducto de la época romana. Personalmente, esta parte fue la que menos me gustó… Volvimos a los apartamentos y después de la cena, a tomar algo todos juntos a una terraza cerca del mar. Aunque algunos, los más pequeños, no aguantaron la fiesta… El martes 24 de agosto, todos de excursión al acuario de Almuñecar: “El más grande de toda Andalucía” como decía en los abanicos, folletos y los carteles que lo rodeaban. Después era bastante pequeño, pero estaba interesante, porque te explicaba todo el desarrollo de la vida de los animales acuáticos desde que se hizo el mundo hasta nuestros días. Otra buena razón por la que a mí, personalmente, me gustó el acuario, fue que al llegar asados de calor, con unos sudores que no podíamos con ellos…hubiera una máquina de refrescos a la entrada. Eso hizo que cogiéramos la visita al acuario con buen humor. El 25 de agosto: Ese día nos fuimos de excursión a Granada. Hubo mucha inquietud mientras todos subían al autobús adaptado que nos esperaba a la entrada del hotel, ya que era una plataforma que te subía en el aire hasta la puerta del bus…¡comprensible el miedo que teníamos todos! Ya cuando estábamos todos acomodados, pasamos dos horas llenando el autobús de chistes, risas y anécdotas contadas a otros para que pasaran un buen rato. “Desembarcamos” en el centro de Granada, justo al lado de la Catedral. Y otra vez, una gran bocanada de aire caliente nos recibió con los brazos bien abiertos. Nos repartimos entre todos la comida que el hotel nos había preparado especialmente: filete empanado, pan, salchichón, agua y una manzana. No era una comida abundante, pero quitaba el hambre. Y anduvimos alrededor de la catedral buscando una entrada con rampa. Después de POR FIN encontrarla, entramos en la Catedral. Una catedral enorme, con muchísimos cuadros y tapices; con estatuas, con pilares altísimos y una cúpula aún más. Pero no pudimos estar durante mucho tiempo ya que teníamos que visitar también la tumba de los Reyes Católicos, así que salimos todos lo más rápido que pudimos…para llegar a la puerta y que nos dijeran que ya estaba cerrado. Genial. Y, además, tenía tres escalones, cuando nos juraron y perjuraron que “sólo tenía uno pequeñito”. Así que, resignados, nos dimos otra vez tiempo libre hasta que llegara la hora de coger el autobús. Media hora más tarde, aparecimos a la entrada de la Alambra: ese gran monumento que le da tanta fama a la ciudad. No habíamos contratado guía esta vez, y alquilar audioguías para todos era poco económico; por lo que me nombraron a mí “señora guía del grupo”, y allí tenía que ir yo escuchando la historia de cada zona y explicársela a todos. ¡Hubo momentos en los que se paraban hasta los extranjeros a escuchar! Una experiencia totalmente nueva para mí. Pero no todo fue un caminito de rosas, ya que cuando pasamos “El patio de los leones” se nos complicaron las cosas. Sí, más escalones y cada vez peores. Algunos conseguimos superarlos poniendo una pequeña rampa que trajo Isabel consigo. Pero llegó un momento en el que la rampa no daba más de sí, era demasiado pequeña. Así que, con un cabreo enorme, decidimos montársela al primer guía que pilláramos. ¡Por prometer que estaba todo totalmente adaptado! La cosa fue más y hasta hubo boicot: mucha gente de la asociación se puso en medio de la pasarela sin dejar paso, dejando a toda la demás gente al sol para que vieran lo que se sufre cuando no puedes pasar a algún sito cuando hay un obstáculo. Pero nos sentimos mal porque la gente no tenía la culpa de la gran incompetencia que mostraba esa empresa, así que, les dejamos pasar. Al final acabamos rellenando un buen montón de hojas de reclamaciones. Y nos contestaron, vaya si nos contestaron…pero esa es otra historia y debe ser contada en otro momento. Aunque todos sabemos que esto quedará a la vez como una anécdota y como una buena causa si conseguimos que adapten totalmente La Alambra de Granada. Al día siguiente no había quién nos levantara de la cama, pero estábamos de vacaciones y como dijimos más de una vez: “Las vacaciones son para cansarse”. Así que, la mayoría de la gente fue a la playa adaptada que estaba a pocos metros de nuestra “casa” a refrescarse, que ya era hora. Allí, pasaron una muy buena mañana bañándose con la ayuda de las sillas anfibias y los socorristas y tomando el sol. Después, a comer, que el mar da mucha hambre.Por la tarde, otra vez tiempo libre que mucha gente aprovechó para ir a la piscina. Y como siempre, tertulia nocturna con cafés, copas, bingos y mucha risa… Llegó el 27 de Agosto y una visita más a nuestro gran amigo el mar. Por la noche nos esperaba algo, y estábamos todos emocionados porque llegara la hora: fiesta en la playa. Y llegó. Estaba todo decorado con antorchas de madera formando un círculo, bebidas, toallas. Aunque nosotros tuvimos que quedarnos en el césped porque las sillas no podían bajar a la arena, estuvo bastante bien. Aunque la policía vino a reñirnos porque “estábamos alterando el ambiente”. Una mentira como una casa. Hubo hasta una actuación. Lo que nos vamos a acordar todos de esa familia tan distinta a las normales. Era una familia…pues de estilo hippy, que se ganaba la vida haciendo actuaciones con fuego: mientras la chica bailaba, el marido tocaba los timbales junto a sus dos hijos; y al final de la actuación, el mayor de los dos pasaba con la gorra para recoger propinas. Claro, era imposible no darle nada…porque era muy guapo y muy simpático. Muchos de nosotros nos quedamos con ganas de seguirles para ver donde dormían ¿quizás en una caravana? ¿o en un hotel? Nunca lo sabremos, pero podemos dar rienda suelta a la imaginación. El día siguiente, si que no se levantaba nadie de la cama. Pero había que hacerlo, ya que tocaba excursión a Nerja y a Motril. Hubo excursión, esta vez a Nerja. En Nerja, el grupo visitó el centro del pueblo con un buen paseo, el balcón de Europa y el barco de Chanquete, otra caminata por el paseo marítimo… Vuelta a los apartamentos para reponer fuerzas para comer en el restaurante, y otra vez en autobús hasta Motril. Allí, una visita muy especial: El Museo del Ron. Ya sólo quedaban dos días para volver a la rutina, así que pensábamos aprovechar cada segundo, minuto y hora del día. Y más paseos, vistas y calles. Eso sí, siempre el calor sofocante de fiel compañero. Aunque algo nos hacía aguantar todo ese bochorno, y era que en el hotel nos esperaba una maravillosa barbacoa hecha por el jefe. Con ensalada, morcilla, chuletas, costillas…Un manjar en toda regla. Una larga noche cubierta de conversaciones y risas, y también un poco de pena, porque nadie quería que esto acabara. Pero la fiesta terminó, y al día siguiente, llegó la hora de marchar. Por la mañana todo fueron despedidas y deseos de buena suerte en el trabajo, en la vida; abrazos y besos, frases como “tenemos que repetirlo” o “ha sido genial, pese a lo de la Alambra”. Y un gran ambiente de amistad, porque nos queríamos unos a otros. Éramos y seguimos siendo una gran familia. Y esa gran familia volverá a las andadas en Navidad, en las Jornadas de Villagarcía, en el verano que viene sabe Dios dónde… y así hasta que podamos.

Puente de diciembre 2010 en Isín (Huesca)

Todo comenzó este verano en nuestras vacaciones en Almuñecar, las despedidas son duras y lo habíamos pasado muy bien, nadie quería esperar un año para volver a vernos, reunirnos y disfrutar así que, con la ayuda de un calendario en el que ojeamos posibles fechas y tras comprobar la disponibilidad de enfermos y acompañantes, decidimos marcar el Puente de Diciembre (entre los días 4-9), durante La Constitución, nuestro próximo encuentro.
Ahora sólo tocaba pensar en qué y en dónde lo realizaríamos.

Aquí entraba yo y mi ingenio….La gente que me rodea habitualmente, me dice que si callo, seguro que estoy tramando algo y no es que esté loca, es que siempre he sido muy ambiciosa y aunque conozco las limitaciones que nuestro colectivo posee, me gusta vivir la vida al 100% y me niego a llevar una vida sedentaria si podemos y hay maneras de, “ser uno más”.

Tras cavilar la posibilidad, me acordé de que cuando era pequeña, mis padres me llevaban a la nieve y jugaba hasta caer rendida, con un trineo o una simple bolsa de plástico mientras miraba, atentamente, a los mayores esquiar, hacer snow y subir en los telesillas, deseaba tanto que me llegara a mí ese momento……..tras ver en televisión reportajes sobre esquí adaptado, leer artículos en prensa y comprobar que esta “locura” y este “sueño” eran posibles, no lo dudé, practicar esquí adaptado iba a ser nuestra próxima actividad.

Sin llevarme sorpresas, consult é con los socios, enfermos y acompañantes, y todos dieron una respuesta positiva y entusiasta. Entonces empecé a buscar escuelas de esquí adaptado, encontré dos, una en Sierra Nevada (Granada) y otra en Cerler (Huesca), entonces pensé que, tras veranear en Granada y también facilitar los desplazamientos a los participantes del norte de España, la mejor opción era Huesca.

Llegaba uno de los momentos más difíciles en FEDAES, buscar alojamiento adaptado para que todos convivamos juntos. Tras mucho buscar, oír opciones y opiniones, la posibilidad de alojarnos en Isín (Huesca), un pueblo deshabilitado en los años 80 y vuelto a reconstruir recientemente, adaptando todas sus estancias, era la más factible aunque no la más cercana de cara a nuestras excursiones, pero no había más opciones…además, los precios, considerando que íbamos a viajar durante uno de los puentes más caros del año, no estaba mal.
Ya sólo quedaba organizar el resto de excursiones, visitas y esperar que llegara el día, la actividad quedó así organizada:

Actividades:
• Día 4 de Diciembre: viaje (Valladolid – 8h, Madrid – Atocha, Calatayud e Isín), visita guiada a Calatayud, cena y alojamiento en Isín (incluido). La comida en Calatayud no está incluida pero sí reservada en un restaurante adaptado (11€, 2 platos a elegir, pan, bebida, postre y café).
• Día 5: Desayuno (incluido) y salida desde Isín a las 11h.Visitar y pasar el día en Huesca (visita guiada y comida incluida en un restaurante adaptado), cena y alojamiento en Isín (incluido).
• Día 6: Desayuno (incluido) y salida desde Isín a las 8h. Visitar Cerler y practicar ski adaptado. Adjunto tríptico Benasque porque existe la posibilidad de quién no desee ir a las pistas, hagan turismo si lo desean en Benasque. Adjunto guía de restaurantes. He de aclarar que solo puedo asegurar todo tipo de adaptación en Cerler. Comida no incluida. Cena y alojamiento en Isín (incluido).
• Día 7: Desayuno (incluido) salida desde Isín a las 11h. Visita guiada al Monasterio Nuevo San Juan de la Peña (12h), he contratado la comida en Jaca (no incluida) en restaurante adaptado (9€, 2 platos, pan, bebida y postre, si alguien no está de acuerdo que avise ya), Jaca (16h) y la Cueva de Las Güixas (18,30).
• Día 8 de Diciembre: Desayuno (incluido) y salida desde Isín a las 10h. Visita a Zaragoza y viaje de vuelta (Isín, Zaragoza, Madrid – Atocha, y Valladolid). Comida no incluida.

DIARIO DEL VIAJE

Día 4 de Diciembre:

Por fin llegó el día esperado, tras semanas de preparativos y nervios, ya estábamos en camino.

Salimos con un autocar adaptado desde Valladolid hacía Madrid (Atocha) para recoger a más participantes, el temporal más frío del año estaba azotando toda España, el frío era intenso y encima los controladores aéreos habían decidido hacer huelga….nos teníamos lo peor: mucho frío, malas carreteras y tráfico…
Tras algún que otro retraso, llegamos a Calatayud dónde almorzamos y visitamos parte del casco histórico repleto de hermosísimos monumentos constructivos religiosos (colegiatas de Santa María y del Santo Sepulcro, San Juan el Real, San Pedro de los Francos, San Andrés) y civiles (palacios renacentistas). Pudimos comprobar que nombrar a los “biblitanos”, La Dolorosa, no era de su agrado…

Con mucha prisa y con poco tiempo, como casi siempre, nos pusimos en marcha a Isín con ganas de reencontrarnos con el resto de participantes. Llegamos de noche cerrada ya, el frío no había sido intenso durante el día pero, al llegar al Pirineo Aragonés, las quitanieves acechaban el paso, estaba nevado, era todo precioso, con un encanto especial. El reencuentro fue fantástico, la cena no tanto pero, habíamos llegado y teníamos que hablar, ¡daba igual!

Día 5 de Diciembre:

Tras el desayuno nos pusimos en camino hacia Huesca. Era un día lluvioso, muy lluvioso, tremendamente lluvioso. Recogimos a la guía contratada para la visita a nuestra llegada a Huesca pero, lamentablemente, decidimos no bajar y hacer la visita desde el autocar debido a la lluvia pero vimos muy poco, ya que, el casco antiguo era inaccesible en bus así que, la guía, muy simpática nos amenizó la excursión con chistes y anécdotas sobre su parto en la calle y un policía que hizo de médico, el cuál guío el bus hasta el restaurante dónde comíamos.
La comida fue deliciosa, nos sorprendieron las tazas y los tenedores, diferentes a los nuestros y, tras muchos problemas con la rampa del autocar, volvimos a Isín, cenamos, tuvimos la visita de Papa Noel y hasta la hora de dormir, unos jugaron al bingo y otros al mus.

Día 6 de Diciembre:

Tras mucho madrugar, nos pusimos en marcha con el desayuno a cuestas hacia Cerler, teníamos 3h de trayecto pero…¡nos íbamos a esquiar!.
La carretera estaba cerrada y nos tocó volver y escoger otra ruta, el camino era eterno pero el paisaje era realmente bello.
Finalmente llegamos al Parking de Ampriu (Cerler) dónde habíamos quedado con los monitores, esquiaríamos de dos en dos durante 1,5 h, así que enseguida los dos primeros fueron a prepararse para la aventura y pffffffffff……………vaya pasada!! El año que viene volvemos!!

El regreso, lo mismo que la ida fue largo, estábamos cansados pero felices, ¡lo habíamos conseguido!. Llegamos a Isín cenamos y una nueva sesión de bingo y mus hasta irnos rendidos a dormir.

Día 7 de Diciembre:

Tras el desayuno partimos hacía el Monasterio Nuevo de San Juan de la Peña, durante el viaje (30 min.), paramos en un mirador, el deshielo en el paisaje era asombroso, los efectos del cambio climático se notan y se dejan ver.
El Monasterio Nuevo, a diferencia del Viejo, estaba adaptado. La visita , autoguiada se realiza libremente al recinto donde se encuentran las excavaciones interiores y exteriores del Monasterio Nuevo, las interiores se encuentran bajo una gran superficie de suelo transparente a través del cual se observan las trazas de las distintas dependencias con animaciones holográficas y audio visuales en el recinto, las exteriores se recorren bajo una techumbre que protege las mismas y el contenido de las explicaciones se centran sobre el Monasterio Nuevo y el Viejo.

A continuación nos dirigimos a Jaca, dónde nos encontramos con nuevos amigos y comimos. Visitamos en una actividad guada, lo más importante y representativo de Jaca, como: La Catedral, La Casa Consistorial, La Torre del Reloj presidida por una escultura moderna en bronce de Ramiro I de Aragón (parecía “amaderado”) y La Ciudadela. En Villanúa (20 min d Jaca), nos sorprendió el encanto de La Cueva de las Gúixas, su nombre es debido a un agujero que ilumina una de las salas que la componen, nos contaron que, según la leyenda, que aquí, bajo la “chimenea”, las brujas hacían akelarres e imploraban al demonio. No en vano, en las noches de cielo raso, la luna y las estrellas se cuelan por él.

Al finalizar nuestra visita, nos dirigimos de nuevo al bus y camino a Isín para cenar, hacer maletas y pasar nuestra última noche juntos.

Día 8 de Diciembre:

Tras despedirnos, no todos continuaban el viaje en el autocar, y desayunar, nos dirigimos a Zaragoza dónde, con la ayuda de dos grandes amigos de FEDAES allí residentes, visitamos rápidamente La Basílica del Pilar, La Lonja y La Plaza en sí.
De camino a Madrid y sufriendo por el estado de las carreteras, las lluvias habían sido continuas durante todo el puente y estaba la operación retorno…..paramos en un área de servicio a comer y proseguimos hasta llegar a Madrid (Atocha) y despedirnos de nuevo de otro grupo de participantes. Volvimos a parar en Arévalo (Ávila) y Mojados (Valladolid) dónde más gente era despedida hasta, finalizar nuestro viaje en Valladolid, bien entrada la noche y esperándonos la lluvia.

Estábamos agotados, yo al menos iba a necesitar dos días enteros de descanso para recuperarme pero, me daba igual, todos habíamos llegado bien, lo habíamos pasado genial, el reencuentro se había logrado y habíamos esquiado, ¡era feliz!.
El esfuerzo y los disgustos durante la organización habían merecido la pena además, si todos ponemos de nuestra parte, los imprevistos se salvan y salen mejor Y para los que no crean que podemos, nos vemos en la próxima:
PARACAIDISMO!!

Cristina Martínez