Un nuevo compuesto revierte el daño de las neuronas que causan ELA
La esclerosis lateral amiotrófica (ELA) es una enfermedad neurodegenerativa fatal que se caracteriza por el deterioro de las neuronas que controlan el movimiento de los músculos voluntarios, lo que conduce a una parálisis progresiva y a la muerte del paciente pocos años después del diagnóstico. En la actualidad no tiene cura y por ello es fundamental encontrar nuevos fármacos que enlentezcan o frenen su avance.
Por ello es tan importante el hallazgo de un equipo de científicos de la Northwestern University, que han encontrado el primer compuesto que repara las neuronas motoras superiores dañadas que dan lugar a la aparición tanto de ELA, como de otras trastornos neurodegenerativos asociados al deterioro de estas células cerebrales, como las paraplejias espásticas hereditarias o la esclerosis lateral primaria (ELP). El compuesto se ha probado en ratones con resultados positivos.
Degeneración neuronal en la ELA
Hande Ozdinler, profesor asociado de neurología en la Escuela de Medicina Feinberg de la Northwestern University y principal autor del trabajo, ha explicado que aunque se sabe que las neuronas motoras superiores son las responsables del inicio y la modulación del movimiento, y su degeneración se produce en las primeras fases de la ELA, no existen opciones terapéuticas para evitar su deterioro, pero ahora han identificado el primer compuesto que mejora la salud de estas neuronas.
La degeneración se frenó tanto que las neuronas enfermas se volvieron similares a las de los ratones sanos del grupo de control al cabo de 60 días de iniciar el tratamiento
Las neuronas motoras superiores actúan como un comandante general del movimiento. Se encargan de llevar los impulsos desde el cerebro a la médula espinal para iniciar los movimientos voluntarios, y su degeneración reduce las conexiones entre el cerebro y la médula espinal y conduce a la parálisis de los pacientes.
Las neuronas motoras inferiores tienen conexiones directas con los músculos, e intervienen en la contracción muscular necesaria para ejecutar los movimientos. Además, la actividad de estas neuronas está controlada en parte por las neuronas motoras superiores.
La investigación, que se ha publicado en Clinical and Translational Medicine, comenzó cuando Richard B. Silverman, profesor de química en la citada universidad, comprobó que un compuesto denominado NU-9 desarrollado en su laboratorio tenía la capacidad de reducir el plegado anómalo de proteínas en líneas celulares clave. Este compuesto no es tóxico y puede atravesar la barrera hematoencefálica.
NU-9 restaura la salud de las neuronas dañadas en la ELA
NU-9 aborda dos de los factores más importantes que provocan que las neuronas motores superiores enfermen en la ELA: el plegado anormal de proteínas y la acumulación de proteínas en el interior de las células. Para funcionar correctamente las proteínas se añaden de una única forma, y cuando se pliegan mal se vuelven tóxicas para las neuronas. Algunas proteínas como la TDP-43 se agregan en el interior de las células y causan patologías. Esto ocurre en alrededor del 90% de los cerebros de pacientes con ELA y es uno de los problemas más comunes en la neurodegeneración.
Los investigadores comenzaron a investigar si NU-9 sería capaz de ayudar a reparar las neuronas motoras superiores que enferman debido al incremento de proteínas mal plegadas que se produce en la ELA. Los resultados en ratones fueron positivos, y ahora estos científicos quieren llevar a cabo experimentos que revelen cómo y por qué han recuperado la salud estas neuronas.
NU-9 puede reducir el plegado anómalo de proteínas en líneas celulares clave. Este compuesto no es tóxico y puede atravesar la barrera hematoencefálica
Tras administrar NU-9 a los animales, tanto la mitocondria (células que producen energía) como el retículo endoplasmático (células que producen proteínas) empezaron a recuperar su salud e integridad, lo que condujo a una mejor salud neuronal. Las neuronas motoras superiores permanecieron más íntegras, sus cuerpos celulares fueron más grandes y las dendritas (pequeñas ramificaciones de las neuronas) no presentaron agujeros. De hecho, la degeneración se frenó tanto que las neuronas enfermas se volvieron similares a las de los individuos sanos del grupo de control al cabo de 60 días de iniciar el tratamiento.
Ozdinler y sus colegas realizarán ahora nuevos estudios toxicológicos y farmacocinéticos más detallados antes de iniciar un ensayo clínico en fase 1. Silverman ha declarado que está muy ilusionado ante la idea de descubrir si su hipótesis de estabilizar las neuronas motoras superiores en ratones puede ser trasladada a seres humanos y NU-9 proporciona una esperanza para los afectados con enfermedades asociadas a la degeneración de estas neuronas, que actualmente no tienen tratamiento.