¡Reto conseguido!

01/2020

Con estas dos simples palabras, una vez más, se puso en contacto con nosotros nuestra aventurera de cabecera. Y para dar constancia de ello nos ha enviado la foto con nuestra camiseta de los grandes logros.

 

Ha sido lo más duro que he hecho, pero hecho está…” afirma con su mohín característico. Esa sonrisa de satisfacción que adorna su cara. Ese gesto de orgullo intenso después de la hazaña.

 

Sí, estamos hablando de Rosa Serrano, que nos tiene acostumbrados a esas cosas, que incluso para la gente corriente ya es algo difícil, pero para un atáxico es algo inimaginable.

 

Transcurría plácidamente el mes de agosto cuando nuestra amiga Rosa echó mano de su inseparable camiseta de FEDAES  y junto a su compañero dirigieron sus pasos esta vez hacia la India, para ascender la montaña Stok Kangri, que con sus 6.125 metros es la más alta de la cordillera de Stok del Himalaya hindú. 

 

Una vez en Delhi, donde pasaron un par de días, volaron a Leh en la región de Ladakh. Allí, a 3500 metros, pasaron otros dos días con el fin de iniciar la obligada fase de aclimatación  para comenzar su periplo. Fueron días entre vómitos y dolor de cabeza por la altitud, pero nada fuera de lo esperado, ya que, según dictan los cánones, es por lo que debe pasar hasta el más aguerrido montañero

 

En esta población del norte de la India formaron su expedición: un pequeño grupo de cinco personas y seis caballos que transportaban el equipaje, las tiendas de campaña, comida y toda la logística. 

 

Ellos dos, junto con un sherpa, un cocinero y la persona que se ocupaba de los animales, hicieron un trekking de 13 días. Esta travesía transcurrió con hermosas vistas de valles glaciares, con formaciones geológicas espectaculares, pasando collados de más de 5000 metros y pasos algo más bajos para cambiar de valle. Durmieron en tiendas de campaña a más de 4000 metros para seguir aclimatando y así al final llegar al campo base del Stok Kangri, a 4900 metros, donde pasaron un día y medio, también para adaptarse o acostumbrarse gradualmente a esas circunstancias ambientales. 

 

La subida a la cima comenzó a las 12 de la noche. Se suele subir a esa hora por dos razones: porque por la noche la nieve está helada y es más fácil usar los crampones, clavan mejor, y también para evitar que se haga de noche a la vuelta.

 

Aunque hacía frío, era soportable pues no hizo viento y después de 8 horas y 24 minutos consiguieron llegar arriba. “Es bastante tiempo, se suelen tardar 6 horas, pero bueno… lo más importante es que lo hicimos.” dice ella con humildad.

 

A veces la memoria nos falla. Nos ponemos a leer estas cosas sin más, como el que oye llover, y nos olvidamos de que Rosa padece ataxia, una SCA3, con lo que su proeza es mayor. Ese “pequeño” lastre no le hace desfallecer en su empeño de seguir adelante con la vida y hacer lo que siempre le gustó, el montañismo.

 

¡Animo Rosa!, otro reto logrado y como tú dices: nuestra camiseta allí presente.

 

Gracias por llevarnos contigo.

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